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El cambio climático impulsa la viticultura en Irlanda: un nuevo horizonte para el vino

Irlanda, un país tradicionalmente asociado con la cerveza y el whisky, comienza a explorar su potencial en la producción de vino, impulsada por el cambio climático.

 

 

A medida que los veranos en Irlanda se vuelven más cálidos y secos, las condiciones para la viticultura mejoran notablemente, especialmente en las costas sur y este del país. Este fenómeno está permitiendo que un número creciente de viñedos comerciales florezca en una nación que, hasta hace poco, no figuraba en el mapa vitivinícola mundial.

Uno de los ejemplos más destacados es el viñedo más grande de Irlanda, ubicado cerca del pueblo de Wellingtonbridge, en el sureste del país, la región más soleada. Con cuatro hectáreas de extensión, este viñedo pertenece a Esperanza Hernández, una viticultora de origen español que lleva 20 años en Irlanda. Hernández, con una sólida tradición familiar en la viticultura, decidió junto a su esposo, en 2015, emprender la aventura de plantar vides tras un exhaustivo análisis del clima y suelo de la zona. Cuatro años después, en 2019, lanzaron al mercado su primera producción bajo la marca “The Old Roots”, con variedades como el riesling, pinot blanco y pinot noir, alcanzando una producción anual de hasta 10.000 botellas de vino tinto y blanco.

 

El cambio climático: oportunidad y desafío

Sin embargo, este nuevo horizonte para la viticultura en Irlanda no está exento de desafíos. El cambio climático, si bien ha creado condiciones más propicias para el cultivo de la vid, también ha introducido una serie de variables que complican la vida de los viticultores. Esperanza Hernández destaca que, junto con temperaturas más altas, el cambio climático ha traído una mayor imprevisibilidad, con fenómenos meteorológicos como heladas tardías, tormentas severas, lluvias irregulares y periodos de sequía. Estas fluctuaciones dificultan el manejo adecuado de las vides y aumentan el riesgo de enfermedades, como el moho, debido a la humedad persistente.

A estos retos climáticos se suman los problemas logísticos y económicos. En un país donde la viticultura es todavía una industria emergente, la falta de tecnología, maquinaria y conocimientos especializados obliga a los productores a importar casi todo desde el extranjero, lo que multiplica los costes de producción en comparación con los países del sur de Europa, donde esta actividad está más consolidada.

 

Un largo camino por recorrer

David Llewellyn, otro viticultor irlandés con dos décadas de experiencia cerca de Dublín, advierte que aún pasarán muchos años antes de que Irlanda sea reconocida como un país productor de vino de importancia. Esto se debe, en gran parte, a que las variedades de uva que se pueden cultivar con éxito en el clima irlandés son poco conocidas por los consumidores. Llewellyn observa con cierta envidia las condiciones ligeramente más favorables del sur de Inglaterra, donde la producción de vino ha crecido de manera constante en los últimos años.

 

El futuro del vino irlandés

Aileen Rolfe, experta en vino radicada en Inglaterra, señala que el cambio climático está impulsando la producción vitivinícola hacia el norte de Europa, mientras que los países productores tradicionales se ven obligados a adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Las cosechas se están adelantando y los viticultores están optando por variedades de uva más resistentes al calor para evitar que los frutos se quemen bajo el sol.

A pesar de las dificultades, Rolfe es optimista sobre el futuro del vino irlandés. Sostiene que el país ya cuenta con ventajas naturales significativas, como suelos fértiles y largas horas de luz durante el verano. Comparando la situación de Irlanda con la de Nueva Zelanda, que comenzó a producir vino en la década de 1970 y logró establecerse en el mercado global en una generación, Rolfe cree que Irlanda podría seguir un camino similar. Según ella, el futuro del vino irlandés es prometedor y podría llegar a ocupar un lugar destacado en la viticultura europea en las próximas décadas.

 

 

FUENTE: VINETUR

 

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