
El vino chileno en 2024: caída histórica en producción
Un informe anual revela una contracción del 15,6% en la producción nacional, un aumento en las exportaciones y una necesidad urgente de adaptación ante el cambio climático.
Durante 2024, el mercado vitivinícola chileno atravesó un año marcado por contrastes notables. Así lo destaca el informe El Mercado del Vino en Chile – Análisis Anual 2024, publicado por Vinetur el 13 de junio, que combina datos oficiales y testimonios del sector para retratar un panorama complejo: menor producción, fuerte desempeño exportador y estancamiento en el consumo interno.
Producción en retroceso y calidad destacada
Según cifras del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la producción nacional de vino alcanzó los 930 millones de litros, lo que representa una caída del 15,6% respecto a 2023. La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) confirmó esta tendencia, ubicando a Chile con 9,9 millones de hectolitros vinificados.
Factores climáticos adversos —como el déficit hídrico, las olas de calor y lluvias intempestivas— afectaron zonas clave de cultivo. A pesar de ello, se obtuvo una uva tinta de alta calidad, especialmente en variedades como Carmenère, Cabernet Sauvignon y Syrah, lo que permite proyectar vinos de alto valor, aunque en volúmenes limitados.
Los vinos con Denominación de Origen (D.O.) representaron el 86,4% del total producido, con 804 millones de litros. Aunque este segmento también experimentó una baja del 12,9%, resistió mejor que otros tipos de vino, como los sin D.O. (−22,3%) y los elaborados con uva de mesa (−66,5%).
Exportaciones en alza y desafíos de diversificación
En contraste con la caída productiva, las exportaciones aumentaron un 14,4%, totalizando 7,8 millones de hectolitros. El valor exportado superó los 1.730 millones de dólares, un 6,1% más que el año anterior. El vino embotellado fue el principal impulsor, con 420 millones de litros exportados y un valor de 1.300 millones de dólares (75% del total).
Brasil se consolidó como principal destino, con un crecimiento del 30%, mientras que Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Canadá mostraron señales de recuperación. China, por su parte, retrocedió un 11,5% en volumen y presentó una caída en el precio promedio.
El segmento de vinos premium —aquellos de más de 40 dólares por caja— sufrió una leve contracción del 4,2% en valor, pese a haber exportado 5 millones de cajas. El contexto inflacionario internacional y la cautela en el consumo podrían explicar este comportamiento dispar.
Consumo interno estancado y oportunidades con nuevos públicos
El mercado local mantuvo su valor estimado en 3.800 millones de dólares, aunque sin datos actualizados sobre consumo per cápita desde 2021 (10,6 litros). Solo entre el 13% y el 16% de los consumidores beben vino varias veces por semana, lo que muestra un bajo nivel de frecuencia.
Una encuesta de Criteria reveló que el 61% de los adultos que consumen alcohol en Chile elige vino, sobre todo en contextos íntimos o familiares. En contraste, la cerveza domina las reuniones sociales. Los menores de 30 años se inclinan por mezclas tradicionales como el “Terremoto” o preparados frutales, abriendo una ventana para productos listos para beber (RTD) y formatos innovadores.
El cambio climático se consolida como un condicionante estructural. Las condiciones de la vendimia 2024 —desde cosechas adelantadas en el norte hasta retrasos de cuatro semanas en el Maule— exigen una reconfiguración de calendarios, ubicación de viñedos y manejo varietal. También se reportaron heladas, plagas y daños por aves, aunque sin impacto crítico en la sanidad de la uva.
Chile en el contexto global del vino
La OIV informó que 2024 registró la menor producción mundial de vino desde 1961, con 226 millones de hectolitros. El consumo global también cayó un 3,3%. Pese a este entorno adverso, Chile amplió su participación en el mercado internacional gracias a su competitividad y a la calidad-precio de su oferta.
En lo macroeconómico, si bien el país conserva un superávit comercial amplio en el sector vitivinícola, las presiones inflacionarias y las variaciones cambiarias afectan los márgenes de exportación y los precios al consumidor interno.