
Economía circular: oportunidad para el futuro de la industria vitivinícola
Valorización de residuos, enoturismo circular y gestión inteligente de activos son algunos de los ejes que impulsan la transformación sostenible del sector. Las nuevas prácticas abren oportunidades económicas y ambientales, aunque persisten desafíos culturales y tecnológicos.
La industria vitivinícola avanza hacia un modelo más sostenible mediante la incorporación de estrategias de economía circular. La valorización de residuos, el desarrollo de un enoturismo circular y la gestión inteligente de activos permiten generar nuevos ingresos, optimizar recursos y reducir el impacto ambiental.
En materia de valorización de residuos, la transformación de subproductos como el orujo en insumos valiosos para las industrias alimentaria, cosmética y farmacéutica es una de las prácticas más prometedoras. A su vez, el enoturismo circular apuesta por ofrecer experiencias regenerativas: talleres de upcycling, alojamientos construidos con materiales provenientes del desecho vitícola y programas de adopción de cepas que permiten a los consumidores involucrarse en el proceso productivo sin necesidad de poseer tierras.
Por su parte, la gestión inteligente de activos, apoyada por tecnologías como sensores y blockchain, permite optimizar el uso de recursos y asegurar la trazabilidad completa de cada botella, desde la viña hasta la copa.
En este contexto, la sostenibilidad se traduce en un desacople entre la generación de valor y el consumo de recursos, con indicadores clave como el valor económico por litro de agua utilizado y la captura de CO2 en el proceso productivo. Tecnologías como paneles solares y refrigeración geotérmica mejoran la eficiencia energética en bodegas y viñedos.
Además, la transición circular impulsa la creación de nuevos oficios, como especialistas en valorización de residuos y consultores en sostenibilidad, promoviendo un ecosistema colaborativo que incluye cooperativas y clústeres de innovación. Prácticas como la biodinámica, la creación de corredores biológicos y la conversión de viñedos en sumideros de carbono fortalecen el enfoque de sostenibilidad regenerativa.
Sin embargo, el camino hacia un modelo circular no está exento de desafíos. La implementación enfrenta barreras culturales y requiere inversión en tecnologías de monitoreo. A pesar de ello, la creciente demanda global de productos sostenibles y la posibilidad de obtener una valorización premium para los vinos producidos bajo principios circulares representan oportunidades de alto impacto.
Las certificaciones en agricultura regenerativa y economía circular serán claves para validar las prácticas sostenibles y fortalecer la confianza de los consumidores.
Según estimaciones, la adopción plena de la economía circular podría permitir a las bodegas generar entre un 15% y un 30% de ingresos adicionales, reducir el consumo de agua en un 40% a 60%, y crear entre 2 y 3 empleos adicionales por cada 10 hectáreas manejadas bajo criterios circulares. Tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la biotecnología y la realidad aumentada serán fundamentales para potenciar esta transformación.
La industria vitivinícola tiene el potencial de convertirse en referente global de economía circular, fusionando sus tradiciones con la innovación. Cada residuo puede transformarse en una oportunidad, y cada práctica ancestral puede ser base para nuevas soluciones sostenibles. Aplicando los cinco pilares de la economía del rendimiento —extensión de vida útil, servitización, desacoplamiento, empleo local y regeneración— el sector puede construir un modelo competitivo, responsable y regenerativo. El futuro del vino no dependerá solo de la calidad de la uva, sino de su capacidad para generar valor integral y sostenido en armonía con el entorno.
Fuente: www.vinetur.com